domingo, 28 de agosto de 2016

Herrería

Los herreros del pueblo por herencia y actitud eran los Barragán, nadie como ellos en todo el valle forjando fierros para marcar animales y reparar arados de la epoca del Tata Cardenas.
Esa noche la luna estaba tiernita como para sembrar cualquier hortaliza, la brisa rodaba tocando todas las ramas de los amates y sauces a la orilla del arrollo que su murmullo escondía cientos de karmas golpeados por las piedras cercanas a la comarca.
Cleto Barragán llegaba a casa después de visitar a un viejo amante que desde niño lo tocó de sus carnes y le gustó tanto que decidió callarlo para la gente pero gritarselo a si mismo por dentro todo el tiempo, don Carmelo, un viejo arriero, pedofilo, un poco maricón y terco fue el causante de que Cleto fuera gallo, gallina.

Cleto de treinta y tantos años ya, era tosco por su oficio de la herrería, aspero, de complexión mediana y piel ocre, bigote muy del tipo de mi General Zapata y ojos pequeños, todo eso en su puro aspecto pero en su trato era relajado, delicado y muy atento con los hombres, en especial con los jovenes, a las mujeres las trataba siempre con gusto pero siempre terminaba remitiendolas con su esposa Trini, una mujer simplona del hombligo para arriba de no ser por esas nalgas y piernas que de haber crecido de estatura algunos centímetros mas pudo haber sido una mujer escultural, simplona pero escultural, la mujer de uno de los herreros era muy callada, algo tonta y muy extraña con su trato para con los hombres, nadie entendía si su marido era de ida y vuelta por que ella era tan sumisa y cortante con los hombres.

Cleto dejo su sombrero en una silla vieja de fabricación casera, la silla donde nadie se sienta pero que todos la ocupan para algo, Cleto vió a su mujer en la cocina hirviendo café con canela en una olla mediana de barro y preparando la cena para sus hijos, si, Cleto había procreado como díos manda tres hijos con Trini donde ella solita los cuidaba y los atendía de buenas maneras.
Cleto caminó a la cocina y se sentó en una de las sillas que circundaban por ahí, Trini lo presintió y no dijo nada, el se quedo sentado y ella siguió preparando la cena y no se dijeron nada.

Los tres hijos varones de Cleto aparecieron de las penumbras de una milpa enorme de maíz, cansados y con unas miradas donde se pierde un poco la responsabilidad y el hambre, saludaron a Trini con un simple Mamá.
A Cleto lo vieron y solo le dedicaron una sonrrisa y un levantón de cejas, su padre con ellos era noble, paciente pero un tanto distante, a ellos les daba igual verlo la mayor parte del tiempo pero le guardaban respeto y cariño.
Cenaron de lo mas normal y se fueron a dormir, los hijos dormian en la sala y uno de ellos el mayor habia construido un cuartito en una orilla del lote donde descansaba y guardaba algo del excedente de maíz que podía vender para tener dinero y asi poder ir a las ferias de los poblados vecinos.

Trini se sentó a la orilla de la cama y Cleto acostado ya de bajo dos sabanas grises le miró la espalda a Trini diciéndole.
-Que bonito pelo tienes.
Trini le respondió,
-¿Lo viste hoy?
Cleto solo dijo moviendo la cabeza, si.
Ella se recosto de lado, su espalda se perdía en tamaño en comparación con sus caderas enormes y bien formadas, Cleto le acaricio la cintura suave mente y las nalgas de forma circular y cuando le tocaba las piernas le dijo.
- No dejes que esto se marchite, necesitas ser tocado por un hombre que te desee.
Rematando el comentario con una nalgada que sono en parte de la habitación como si fuera un punto y aparte.

Trini que en la cama era todo menos lo tonta que parecia en la calle le respondió.
- Ya para mis hijos es mucho saber que su papá es puto, no quiero que les digan que su mamá es una puta.

Cleto se volteo y le platico.
- Hoy José me vio en el camino que va al arrollo donde las mujeres van a lavar y me dijo.
- Que pinche puto ¿Le fuiste a lavar la ropa a tu mayate?

José Barragán el hermano menor de Cleto era un tipo inmaduro, bocón, burlón y muy poco se aguantaba cuando le tocaban las críticas.
José era casado, su mujer Nicolasa y el, no podían tener familia, el de oficio herrero y ella una mujer de oficio cabrona, problemática y de pilón bien puta.
Jose era delgado, trigueño y ojón, de voz aguda de buenas y grave de malas, estatura media y de manos toscas.
Nicolasa, chaparrita, nada agraciada pero con algo de personalidad y muy sociable, a todo decia que si.

- No, fuí con Paco el Zorgo, le estoy haciendo un refuerzo a la puerta de su pesebre para que la vaca regalada ya no se le salga mas.
José lo miró con una sonrisa de " Te haces pendejo"
- Ta bien pues hermano, voy a seguir con el arado de Lola la Taravilla porque ya quiere empezar a preparar la siembra de su maíz de temporal.
Trini lo escuchó y le contesto con ese silencio que todo lo sabe, espero dos minutos acomodo sus nalgas en las sabanas y contestó.
- Tu hermano se hace péndejo, quien no sabe que se va a coger a Flora la tortillera, cree que porque ella ha parido ocho veces le va a dar un hijo pegado.
Cleto sonrió pa adentro, en realidad en esa comunidad todos se conocian sus secretos, nunca se los llevaba el arrollo porque curiosamente la corriente terminaba en una laguneta donde los hombre de otro pueblo se dedicaban a la pesca.
Cleto solo respondio.
- Si, se hace péndejo y Flora hace péndejo al Nahuál de su marido.

El marido de Flora era conocido como el Nahuál por dos razones una por feo y la otra porque todos sus hijos no eran suyos, en la noche se rumoraba que mientras el se convertia en animal, su mujer complacia a algún amante de ocasión.
El Nahual acudió a reforzar una cadena con Flavio Barragán el mayor de los hermanos herrero, un tipo muy duro, tosco, gordo mal hablado y alburero, con los amigos era muy divertido y con las damas era directo, galante y muy atento.
- ¿Que traís pinche Nahualote? Ya te dije que esa cadena no sirve.
El Nahuál le contestó.
- Ándale pinche gordo, tu la arreglas yo te pago y todos contentos.
Flavio Barragán, casado, con querida, dos hijos con su mujer y uno con su amante, creía ser dueño de todas las razones y de todas las mentiras, incluso dueño de su descanso pero eso en realidad no era cierto ya que el mejor de los tres herreros era el mas talentoso para la herrería y una persona chingona para algo nunca será dueño ni de su trabajo ni de su descanso.
Se escuchaba el golpeteo del hierro caliente,  Flavio Barragán, hacia milagros con la cadena del Nahuál que básicamente utilizaba para atrancar la entrada a la tortilleria donde su esposa solo por la iglesia, tenia su molino de nixtamal y su hornilla donde aquel enorme comal de mediodía era una maquila de tortillas hechas a mano.
Flora la tortillera, una hembra caballona, de uno ochenta de altura, guapa, de cabello castaño y ojos zarcos, muy buenas piernas y pechos generosos, casó con el Nahuál porque la agarro solita en el río el muy cabrón, primero le platicó y después le dió a tomar tequila de la botella, entre embustes y trampas ella solo recuerda haber amanecido desnuda en una cabaña a la orilla del río y el Nahuál encima de ella, no tuvo otro pensamiento mas que.
- Ya me chingué.
En realidad no le fué tan mal, los padres del Nahuál tenían buena dote y bueno hay que aceptar que su hijo la iba a tener dificil encontrar mujer, entonces a estas alturas y después de varios hijos, el Nahuál se merendaba a la mujer de todos y el marido de ella se cogia a Flora.


Flavio soltó una gran carcajada y le grito, pinche Nahuál tu último escuincle te salio guerito. 
-Jajajajajajajajajaja.

Contestó el Nahuál.
- Esque mi tío Matias, el hermano de mi Mamá es Güero.

El herrero le contestó con el pensamiento.
-- Si también el maistro de la telesecundaria, aquel que se coge a tu vieja en el comal que yo mismo hice es guerito.

El comal era de una sola pieza, de dos metros de diametro había sido uno de los trabajos mas chingones y útiles que los hermanos Barragán habían realizado juntos.
Una tarde afuera de la miscelanea "La Concha" el maestro de la telesecundaria enmedio de una borrachera, le confio a Flavio Barragán que la cadena tendría un eslabón dañado con una lima, el octavo eslabón dañado de esa cadena..... y que ella estaría adentro de la tortillería, ya no habría calor porque el comal se enfría a las dos horas, acordaron que sería ahi porque una vez puesta la cadena nadie mas quiere regresar a ese local. 
Recosto a Flora sobre el comal mientras la cadena solo parecia puesta, las paredes de casi medio metro de anchor de adobe rebotaban los gemidos y orgasmos de quien sobre aquel comal frío, encendían una vida nueva.

Flavio le respondió al profesor, maistro, aquí, los secretos son de todos y de nadie, el pueblo es tan pequeño que lo que aquí sucede, se queda entre nosotros y ya, asi nomas, si, uste' se cogió a la Flora y varios mas también, eso es una realidad que no le tiene que pesar a naiden, tantito el Nahuál sepa, se hará wey y todos contentos, a el solo le importará que su cadena este remendada para que lo que pasé en la tortillería se quede ahí.
Al otro día en la mañana en uno de tantos caminos donde la vida forma una diagonal, José caminaba delante de Nicolasa y al cruce el Nahuál arreaba una mula donde venia sentada la Flora, los hombre se saludarón y cruzaron medias miradas con sus mujeres, se despidieron.
Nicolasa miró a la Flora y le dedicó una flor en pensamiento.
-- Esta mas nalgona la Trini.

Flora miro a Nicolasa, le sonrrio y se fué pensando.
-- Tú me envidias las nalgas y yo se las envidio a la Trini.

José miró a su amante la Flora y se le antojó pensar.
-- Esta cabrona no le pide nada a la culona de la Trini.

Y el Nahuál pensó.
- Que buenas nalgas las de la cuñada de este cabrón.


Germán Diego.
México.